Antonio José de Sucre
GRAN MARISCAL DE AYACUCHO
(Venezuela)
(Venezuela)
BIOGRAFÍA
(1795-1830)
Antonio
José de Sucre nace en Cumaná (Edo. Sucre) el 3 de febrero de 1795 y es
asesinado en Berruecos (Colombia) el 4 de junio de 1830
Oficial (general en jefe) del Ejército
de Venezuela, Colombia y Ecuador, Gran Mariscal de Ayacucho (Perú).
Presidente de Bolivia. Político y estadista. Hijo del teniente Vicente de
Sucre y Urbaneja y de María Manuela de Alcalá y Sánchez. Se le considera el
militar más completo y cabal de los próceres de nuestra Independencia. Fue
un paradigma en el estricto cumplimiento de su deber; era inflexible, duro y
justo. Su padre, sus 2 abuelos y 4 bisabuelos y los más de sus tatarabuelos,
fueron militares. Perdió su madre a los 7 años. Adolescente fue enviado a
Caracas al cuidado de su padrino el arcediano de la catedral, presbítero
Antonio Patricio de Alcalá, para iniciar estudios de ingeniería militar en
la Escuela de José Mires. En 1809, con su hermano Pedro y otros jóvenes,
integró como cadete la compañía de Húsares Nobles de Fernando VII, en Cumaná,
unidad organizada por Juan Manuel de Cajigal y Niño, gobernador de la
provincia de Cumaná.
En 1810, la Junta de Gobierno de Cumaná
le confiere el empleo de subteniente de milicias regladas de infantería.
Este grado fue ratificado por la Junta Suprema de Caracas el 6 de agosto de
ese mismo año. En 1811 desempeña en Margarita el cargo de comandante de
ingenieros. El 31 de julio de ese año recibió el despacho de teniente. En
1812 se halla en Barcelona, en calidad de comandante de la artillería. Allí,
el 3 de julio del citado año, junto con otros ciudadanos notables, firmó el
acta de la junta de guerra que se
reunió aquel día para resolver lo conducente a la seguridad de la República,
a raíz de los acontecimientos en Caracas (ofensiva de Domingo de Monteverde)
y la ocupación de Cúpira por un grupo de partidarios de Fernando VII.
Tras la capitulación del general Francisco de Miranda regresó a Cumaná, donde el nuevo gobernador realista Emeterio Ureña le extendió pasaporte para que se trasladase a Trinidad; pero no consta que hiciera uso de dicho documento. En 1813, bajo las órdenes del general Santiago Mariño, integra el grupo de republicanos conocido como los "libertadores de oriente" y participa en las operaciones para la liberación de aquella parte de Venezuela. |
Como edecán
del general Mariño, en 1814, asiste a la conjunción de las fuerzas de
oriente con las de occidente en los valles de Aragua. Ese año, su hermano
Pedro fue fusilado en La Victoria por los realistas; y víctimas de José
Tomás Boves mueren en Cumaná sus hermanos Vicente y Magdalena. No menos de
14 parientes inmediatos perecerán en la Guerra de Independencia. En 1815,
tras combatir bajo las órdenes del general José Francisco Bermúdez en
Maturín, pasa a Margarita y escapando del general Pablo Morillo, sigue a las
Antillas y Cartagena. En esta plaza, con Lino de Pombo de jefe inmediato,
dirige los trabajos de fortificación para la defensa de la ciudad contra el
asedio realista. En diciembre está en Haití. Cuando regresaba después a
Venezuela naufraga en el golfo de Paria. En 1816, Mariño lo nombra jefe de
su Estado Mayor y lo asciende a coronel. Este mismo jefe lo designa en 1817
comandante de la provincia de Cumaná. Ese año, después del Congreso de
Cariaco (8 mayo) desconoce la actuación de dicho cuerpo y autoridad de
Mariño y se traslada a Guayana, donde se pone bajo las órdenes de Simón
Bolívar. El 17 de septiembre de ese mismo año recibió de Bolívar la
designación de gobernador de la Antigua Guayana y comandante general del
Bajo Orinoco; y también el encargo de organizar un batallón con el nombre
Orinoco.
Empezaba
su carrera de gobierno en la cual desempeñaría todos los cargos de la
Administración civil hasta presidente de la República en Bolivia. El 7 de
octubre del mismo año (1817) recibió el nombramiento de jefe de Estado Mayor
de la división de la provincia de Cumaná, bajo las órdenes del general
Bermúdez, nombrado comandante de la citada gran unidad. Estos nombramientos
tenían, además la finalidad de reducir la disidencia que reinaba en Cumaná.
"El general Bermúdez y Vd. van a hacer cosas grandes en Cumaná y quizás
algún día serán llamados los salvadores de su país", dijo Bolívar a Sucre en
aquella ocasión. En agosto de 1819 fue ascendido a general de brigada por el
vicepresidente de Venezuela, Francisco Antonio Zea; grado que será
ratificado por Bolívar el 16 de febrero de 1820. Viaja a las Antillas
comisionado para adquirir material de guerra; misión que cumple con éxito.
Ese mismo año desempeña, interinamente, la cartera de Guerra y Marina y es
jefe titular del Estado Mayor General. Fue uno de los comisionados para
concertar los Tratados de Trujillo (Armisticio y Regularización de la
Guerra) que en noviembre de 1820 suscribieron los generales Bolívar y Pablo
Morillo. Era su primera empresa diplomática, inicio de otra carrera en la
cual también descuella con su brillo habitual. De este instrumento
regularizador de la contienda, el cual representa un notable hito en el
derecho internacional, dirá Bolívar que fue "...el más bello monumento a la
piedad aplicada a la guerra"
El 11 de enero de 1821, en Bogotá, fue
nombrado por Bolívar comandante del Ejército del Sur, en reemplazo del
general Manuel Valdés; era la fuerza que, desde 1820, operaba en Popayán y
Pasto. No recibió Sucre el cargo porque razones de Índole estratégica y
política hicieron que Bolívar anulase tal designación y le diese comisión
para marchar a Guayaquil, donde reemplazaría al general José Mires y
asumiría la misión que se le había encomendado: la de hacer que la provincia
(la cual se había independizado de los españoles en octubre de 1820) se
incorporase a la República de la Gran Colombia y tomar el mando de las
tropas que hubiese en Guayaquil, como pasos previos para la liberación de
Quito, que era el propósito principal de las operaciones que se ejecutasen.
El 6 de abril llegó Sucre a Guayaquil y al presentarse ante la Junta de
Gobierno, expuso la razón de su presencia allí y de la idea de una unión de
la provincia con Colombia. El 15 del mismo mes fue celebrado un tratado
entre Sucre (por Colombia) y José Joaquín de Olmedo, Francisco Roca y Rafael
Jimena, miembros de la Junta. El tratado estipulaba que Guayaquil mantendría
su soberanía, pero bajo la protección de Colombia. En aquella oportunidad
Sucre quedó facultado para abrir la campaña contra los realistas, y con tal
motivo, Guayaquil le ofreció todos los recursos disponibles. En julio de
1821, el mariscal de campo Melchor Aymerich, a la cabeza de una columna de
1.700 hombres abrió operaciones contra Guayaquil, por Guaranda, Babahoyo y
Yaguachi; acción combinada con la ejecutada por el coronel Francisco
González con 1.000 hombres, por Cuenca hacia Yaguachi. El 7 de agosto se
movió Sucre con unos 1.000 infantes y 200 jinetes, contra la columna de
González a quien derrotó el 19 del mismo mes en la batalla de Yaguachi.
Sucre contramarchó para enfrentar
a
Aymerich; pero éste, rehusando el combate, se retiró a Sabaneta y
después a
Guaranda, bajo la persecución de una unidad republicana. Sucre
aprovecha la
victoria de Yaguachi para instar nuevamente a la Junta de Gobierno
para que
defina la suerte de Guayaquil. El 3 de septiembre, la Junta se
pronunció en
favor de la unión con Colombia; pero no se hizo efectiva debido a la
indecisión de Rafael Jimena y a la hostilidad hacia Colombia del
coronel
Francisco Roca. La situación política de Guayaquil quedó en
suspenso. En
septiembre del mismo año emprendió Sucre operaciones contra la
columna de Aymerich, y en su avance fue derrotado por la columna de
Francisco González
en Huachi el 12 de septiembre. Sucre se retiró a Guayaquil, donde
reconstituyó sus fuerzas y las aumentó con las tropas reclutadas en
la
provincia y con las que llegaron de Colombia en octubre de ese año.
Para
diciembre la situación política de Guayaquil se tornó un tanto
delicada por
la llegada de los generales Francisco Salazar y José de La Mar,
procedentes
del Perú; el primero como embajador del Perú y el segundo con el
propósito
de tomar el mando en la provincia y sus fuerzas militares. Ambos
agentes
desarrollaron actividades en favor de la causa peruana, lo cual
activó el
espíritu del partido contrario, cuya consecuencia fue la decisión de
Porto
Viejo, el 16 de diciembre, cuando declaró su incorporación a
Colombia,
ejemplo seguido por las localidades de Jipijapa y Manabí. La Junta
nombró a
La Mar gobernador de la provincia y le confió el encargo de someter
por la
fuerza a los pueblos que se habían pronunciado por Colombia.
Intervino Sucre
y convenció a unos y a otros de que lo más importante era luchar
contra el
enemigo común y dejar de lado la contienda partidista para cuando la
libertad estuviese consolidada. Inmediatamente Sucre envió como su
delegado
personal ante las autoridades republicanas de Lima al coronel Tomás
de Heres,
quien obtuvo el envío de tropas peruanas como ayuda a la empresa de
Sucre.
Estas tropas, mandadas por el coronel Andrés de Santa Cruz,
recibieron el
nombre de División Peruana. El éxito diplomático-político de Sucre
en
Guayaquil, el refuerzo de las tropas de Santa Cruz, la buena opinión
que de
Colombia se habían formado los guayaquileños y la información de la
marcha
de las fuerzas de Simón Bolívar hacia Pasto, pusieron a Sucre en
condiciones
favorables para la prosecución de las operaciones para la liberación
de
Quito.
Su plan general consideraba una
concentración de fuerzas en el área comprendida entre Loja, Saraguro y Oña;
en aquella zona debía unírsele la División Peruana. En coordinación con la
concentración prevista actuaría una fuerza secundaria cuyo propósito era el
de amenazar a Quito y las comunicaciones realistas con Riobamba. Esta misión
la encomendó Sucre al teniente coronel Cayetano Cestari, quien desde
Babahoyo fue a situarse en las inmediaciones de Latacunga, con 120 infantes
y 40 jinetes. Desde Samborondón envió Sucre una pequeña fuerza bajo el mando
del capitán José Antonio Pontón, hacia Alausí, a interceptar las
comunicaciones realistas entre Cuenca y Riobamba. Las fuerzas realistas
estaban constituidas por 3.000 hombres, distribuidos en Cuenca, Riobamba,
Ambato y Quito. Por su parte Sucre disponía de 2 divisiones: una de Colombia
y la otra de Perú. A este conjunto dio el nombre de Ejército Unido, cuyo
efectivo era del orden de los 2.500 hombres. A fines de enero de 1822
comenzó la operación y para mediados de febrero ya la mayor parte de las
tropas republicanas estaba concentrada en Saraguro. Esta operación y la
posterior ocupación de Cuenca se llevaron a cabo con relativa facilidad,
gracias a las acciones de Cestari y Pontón. Después de algunos días en
Cuenca, el general Sucre prosiguió su ofensiva hacia Riobamba, ciudad que
fue tomada el 21 de abril. Días antes, el coronel Diego Ibarra, comandante
de la vanguardia, había tomado contacto con los realistas en dicha
localidad, y como consecuencia de ello, capturó unos prisioneros y puso en
retirada las fuerzas que la guarnecían. El 29 de abril reanudó Sucre la
marcha y el 2 de mayo tomó posesión de Latacunga donde permaneció 10 días en
espera de 2 batallones procedentes de Panamá por mar, mandados por los
coroneles José María Córdoba y Hermógenes Maza. El 13 de mayo reanudaron los
republicanos la marcha, y para evitar un ataque frontal, Sucre se desplazó
por las faldas del Cotopaxi hasta alcanzar el valle de Chillo, separado de
Quito por las alturas de Puengasi. Para neutralizar el envolvimiento
planeado por Sucre, los realistas retrogradaron y entraron de nuevo en Quito
el 16 de mayo. En conocimiento de que desde Pasto avanzaba una unidad
realista en refuerzo de las tropas que se hallaban en Quito bajo las órdenes
del mariscal de campo Melchor de Aymerich, Sucre envió al teniente coronel
Cayetano Cestari en la dirección de Pasto a fin de retardar la marcha del
refuerzo realista. Sucre, con el grueso, se puso en movimiento hacia los
ejidos de Iñaquito, donde presentaría batalla a los realistas, con grandes
posibilidades de éxito, vistas las ventajas que ofrecía el empleo de la
caballería. Durante la ejecución de este desplazamiento se produjo la
batalla en las faldas del volcán Pichincha, inmediatas a Quito, el 24 de
mayo de 1822; en efecto, al percatarse Aymerich de la maniobra que
realizaban los republicanos, marchó hacia el Pichincha y les presentó
combate. La victoria fue de Sucre, la cual fue completada con la
capitulación que el jefe patriota concedió al mariscal Aymerich el 25 de
mayo del mismo año. Con las operaciones cuyas acciones finales se produjeron
en las faldas del Pichincha y en la ciudad de Quito, Sucre decidió a su
favor la vacilante y delicada situación de Guayaquil; dio libertad al
territorio que conforma hoy la República de Ecuador, y facilitó su
incorporación a la Gran Colombia. El 18 de junio de ese año, Bolívar le
asciende a general de división y lo nombra intendente del departamento de
Quito. Al frente de los destinos de Ecuador desarrolla una positiva obra de
progreso: funda la Corte de Justicia de Cuenca y en Quito el primer
periódico republicano de la época: El Monitor. Instala en esa ciudad la
Sociedad Económica. De su actividad personal es buena prueba que, el día 6
de septiembre de 1822 expidió y firmó en Quito 52 comunicaciones. Interesado
por la educación puede afirmar que halló en Cuenca 7 escuelas y dejó 20.
A
comienzos de 1823 el Perú llama a Simón Bolívar para que se haga cargo de la
empresa libertadora, pero ante la imposibilidad de viajar de inmediato,
designó a Sucre y lo proveyó de las credenciales para las comisiones que
debía cumplir en el Perú: pedir la ratificación del Tratado de Alianza
concluido por los plenipotenciarios del Perú y Colombia el 6 de julio de
1822; proponer el plan de operaciones para la campaña que se debía
desarrollar o reformar aquellos que estuviesen vigentes; permanecer en el
país como agente diplomático, con libertad para intervenir en las
operaciones militares, y a nombre de la República de Colombia podía
garantizar cualquier tratado de evacuación del territorio que ocupaban las
armas españolas, o de suspensión de hostilidades entre las fuerzas peruanas
y realistas. El 10 de mayo de 1823 llegó a Lima y al día siguiente presentó
credenciales, en momentos cuando el Perú hacía frente a una situación muy
embarazosa, consecuencia de la inestabilidad política y del reciente fracaso
de los republicanos en la primera campaña a Intermedios. Por esta época se
hacían los preparativos para una segunda campaña, también a Intermedios, en
la cual, Sucre con la División Auxiliar (grancolombiana) debía marchar a la
ciudad de Arequipa, donde actuaría en combinación con las acciones llevadas
a cabo por el general Andrés de Santa Cruz. El 30 de mayo recibió Sucre el
nombramiento de comandante del Ejército Unido, y el 21 de julio fue
proclamado jefe supremo militar, cargo aceptado por Sucre con la condición
de ejercerlo solamente en el teatro de la guerra. A pesar de la victoria de
Santa Cruz en la batalla de Zepita (25.8.1823), la campaña degeneró en
fracaso. Sucre retornó a Lima, después de su retirada de Arequipa; operación
muy elogiada por los críticos, particularmente Carlos Dellepiane, quien
afirma: "Las atinadas disposiciones de Sucre en Arequipa, por medio de una
retirada oportuna y voluntaria, le permitieron salvar parte del ejército,
que si se hubiese empeñado, habría realizado el sacrificio más inútil..."
El 1 de
septiembre del mismo año llegó Bolívar al Perú, y desde el mismo día contó
con la cooperación de Sucre en la ejecución de las múltiples tareas, tanto
militares como políticas. En su condición de comandante general del Ejército
Unido participó en las operaciones que condujeron al triunfo de los
republicanos en la batalla de Junín (6.8.1824) y en las operaciones que
siguieron hasta alcanzar las tropas el territorio de Andahuailas. Allí
recibió de Bolívar el encargo de la conducción de las operaciones finales de
la campaña libertadora del Perú; tal decisión se originó en la ley del
Congreso de Colombia del 28 de julio de 1824, que no sólo revocaba las
facultades extraordinarias que antes habían sido conferidas a Bolívar, sino
que le retiraba el mando de las tropas grancolombianas existentes en el
Perú. A fines de octubre de ese año desde Cuzco lanzan su ofensiva los
realistas contra el Ejército Unido Libertador. Sucre maniobra para evitar el
tener que librar combate en condiciones desventajosas y traslada sus fuerzas
al campo de Ayacucho donde hace frente a los realistas el 9 de diciembre,
con victoria para las armas republicanas, tras la cual los vencidos se
entregan mediante una capitulación concedida por Sucre. Fue la última
batalla del proceso emancipador. Bajo las órdenes de Sucre combatió una
efectiva representación de la unidad continental en oficiales provenientes
de Venezuela, Colombia,
Ecuador, Panamá, Guatemala, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay,
Paraguay, Brasil, Curazao, Puerto Rico y México; además de otros procedentes
de distintas naciones de Europa. Bolívar, quien redacta y publica en 1825 su
Resumen sucinto de la vida del general Sucre, único trabajo en su género
realizado por el Padre de la Patria, no escatima elogios ante la hazaña
culminante de su fiel lugarteniente: "...La batalla de Ayacucho es la cumbre
de la gloria americana, y la obra del general Sucre. La disposición de ella
ha sido perfecta, y su ejecución divina [...] Las generaciones venideras
esperan la victoria de Ayacucho para bendecirla y contemplarla sentada en el
trono de la libertad, dictando a los americanos el ejercicio de sus
derechos, y el imperio sagrado de la naturaleza..."Bolívar reitera con
énfasis: "...El general Sucre es el padre de Ayacucho: es el redentor de los
hijos del Sol: es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el
imperio de los Incas. La posteridad representará a Sucre con un pie en el
Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de
Manco-Cápac y contemplando las cadenas del Perú, rotas por su espada..."El
Congreso de Colombia hizo entonces a Sucre general en jefe, y el Congreso
del Perú le dio el grado de Gran Mariscal de Ayacucho, equivalente al de
general en jefe de Colombia.
A raíz de la victoria de Ayacucho Sucre
entra triunfante en el Cuzco y liberta después las provincias del Alto Perú.
En 1825 convoca a los representantes de dichas provincias para reunirse en
asamblea, y con la aquiescencia de Bolívar ésta decide la creación de
Bolivia, nueva República (6.8.1825), de la cual Sucre será elegido
presidente posteriormente. Es significativa la obra cumplida por el mariscal
Sucre en Bolivia, especialmente en la organización de la Hacienda Pública y
de la administración general. Se empeñó en promover la libertad de los
esclavos y el reparto de tierras a los indios, y sobre todo en beneficio de
la educación y la cultura. Ante el Congreso fue categórico al declarar que:
"Persuadido de que un pueblo no puede ser libre, si la sociedad que lo
compone no conoce sus deberes y sus derechos, he consagrado un cuidado
especial a la educación pública". En el transcurso de las 13 semanas que van
del 3 de febrero al 5 de mayo de 1826, dio a Bolivia 13 decretos referentes
a la creación de colegios de ciencias y artes, más institutos para huérfanos
y huérfanas en todos los departamentos, y a establecer escuelas primarias en
todos los cantones de la República. La historia recoge la cuenta de su
orgullo: "La educación pública es lo que ha hecho más progresos. Los
colegios quedan establecidos y marchan bien en todas las capitales de los
departamentos, donde también se han abierto escuelas de enseñanza mutua que
adelantan rápidamente [...] Para la enseñanza, el gobierno ha dado un plan
de estudios análogo a la ilustración del siglo". En cambio, no hay acuerdo
entre Sucre como gobernante y Simón Rodríguez como educador, lo cual no
permite el desarrollo de los proyectos del segundo en Bolivia. En su gestión
política vuelve a hacer gala repetidas veces de aquella su característica
ecuanimidad y de su recto sentido de justicia, los mismos que habían animado
su disposición, en La Paz, 1825, para "...que se publique un bando en todos
los departamentos invitando a los ciudadanos para que aquellos que crean no
les he administrado justicia o tengan alguna otra queja contra mÍ como
funcionario público, la eleven a S.E. el Libertador en términos legales, en
el concepto de que a más de que S.E. les hará la justicia que les
corresponda, les ofrezco no tener jamás el menor resentimiento por ello ni
reclamo alguno, y sÍ una satisfacción viendo empiezan a disfrutar de la
libertad por que tantos sacrificios han hecho, y que son ciudadanos dignos
de vivir bajo de leyes cuyo cumplimiento saben exigir de los
magistrados..."Los sucesos de anarquía militar y política que agitan a la
nueva y confundida nación tienen su clímax en el motín de Chuquisaca donde
Sucre resulta herido en el brazo derecho (18.4.1828). Por entonces envía
poder para contraer matrimonio en Quito con Mariana Carcelén y Larrea,
marquesa de Solanda (20 abril). En agosto emprende marcha hacia su hogar, y
al llegar se establece en Quito.
En 1829 la República requiere sus
servicios para mandar el ejército que debe enfrentar la ofensiva peruana en
el sur del Ecuador. Triunfa en la batalla de TarquÍ (27.2.1829) y ofrece a
los vencidos una capitulación que es modelo de generosa fraternidad
americanista, fiel a su lema que "Nuestra justicia era la misma antes y
después de la batalla". Su hija Teresita, que vivirá sólo 2 años, nació el
10 de julio de 1829. En La Paz había nacido un hijo natural suyo y de
Rosalía Cortés, José María, el 13 de enero de 1826. La provincia de Cumaná,
a la que guardó permanente afecto lo escogió como su representante al
Congreso. En camino a Bogotá tiene conocimiento de la agitación separatista
que José Antonio Páez fomenta en Venezuela. En la difícil circunstancia de
1830, se destaca en el quehacer político por su consecuencia hacia la
persona y la obra de Bolívar. El Congreso Admirable, reunido en Bogotá, lo
elige su presidente en enero de ese año; en febrero, el mismo cuerpo le
encarga una misión conciliadora ante el Gobierno de Venezuela; le acompañan
José María Estévez, obispo de Santa Marta y vicepresidente del Congreso, y
el diputado Francisco Aranda. A mediados de marzo la comisión ha llegado a
territorio venezolano, pero por la imposición del Gobierno de Venezuela
tiene que regresar a la Villa del Rosario de Cúcuta, donde se llevan a cabo
las conversaciones, que duran 4 días, sin lograrse resultados positivos.
Sucre regresa a Bogotá, mientras la situación se agrava y la obra de Bolívar
se fragmenta. Cuando va de vuelta a encontrarse con su familia en Quito, el
mariscal Antonio José de Sucre es asesinado, a traición, en la montaña de
Berruecos (sur de Colombia), el 4 de junio de 1830, José María Obando fue
señalado como autor intelectual y Apolinar Morillo como ejecutor del crimen.
La
vida de Sucre fue un luchar continuo. Combatía contra las fallas humanas,
contra los elementos, contra las distancias. Su preocupación por los
servicios, por la eficiencia administrativa, llenó muchas de sus horas. Fue
indoblegable en su actitud vigilante por la probidad. Castigaba sin vacilar,
con rigor extremo, crímenes, vicios y corruptelas, pero fue magnánimo con
enemigos y adversarios vencidos. Sobre todo resaltan en Sucre sus conceptos
del patriotismo americano, del honor, de la gratitud y la lealtad. En la
última carta de Antonio José de Sucre a Simón Bolívar, escrita en Bogotá el
8 de mayo de 1830, consta "...el dolor de la más penosa despedida...", y asÍ
de su propia mano escribe: "No son palabras las que pueden fácilmente
explicar los sentimientos de mi alma respecto a Vd.: Vd. los conoce, pues me
conoce mucho tiempo y sabe que no es su poder, sino su amistad la que me ha
inspirado el más tierno afecto a su persona. Lo conservaré, cualquiera que
sea la suerte que nos quepa, y me lisonjeo que Vd. me conservará siempre el
aprecio que me ha dispensado. Sabré en todas circunstancias merecerlo.
Adiós, mi general, reciba Vd. por gaje de mi amistad las lágrimas que en
este momento me hace verter la ausencia de Vd. Sea Vd. feliz en todas partes
y en todas partes cuente con los servicios y con la gratitud de su más fiel
y apasionado amigo"
José Luís
Salcedo Bastardo
Información
tomada de: Diccionario de Historia de Venezuela. 2da Edición. Caracas:
Fundación Polar, 1997.
(Tomado de http://www.venezueladigital.net/biografias/sucre.htm)
Excelente y con un valor infinito esta informacion... Gran Libertador Sucre... junto a Bolivar y sus otros proceres, Dignos y valientes de esta tierra.. sus madres al momento de parirlos, sus vientres debieron haber sidos bendecidos por el mismisimo Dios... Hombres como estos son pocos en la historia, pero suficientes sus hazañas para quedar reflejadas en lo que hoy conocemos como "Libertad"...
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